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Los cristianos creen en la transformación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesús en la celebración de la Eucaristía. ¿Cómo se entiende
esto? |
El pan y el vino son "frutos de la tierra"
y, como tales, representan toda la tierra y el cosmo
del que surgió la tierra. Así, el pan y el vino no sólo son símbolos de la
creación, sino que la hacen presente en el altar. Al pan y al vino -y, por tanto, a la tierra y a la
creación- Jesús dijo en la Última Cena "Esto es mi cuerpo, esto es mi
sangre". Como muestran los Evangelios en su conjunto, Jesús
se siente profundamente perteneciente y conectado a la tierra. Dice SÍ a la
existencia humana en este mundo y dice SÍ a la pertenencia a la gran
comunidad de la naturaleza en este mundo. Se alegra con los lirios del campo y las aves del
cielo, busca el silencio de la naturaleza para rezar. Asiste a la celebración
de una boda como invitado y se alegra de que le inviten a cenar. Su
"encarnación" no es sólo un acontecimiento biológico, sino un
hacerse uno con la creación de Dios y un vínculo interior con cada ser humano. Ver la imagen de meditación "Cristo cósmico
- Hombre cósmico" de Hildegarda de Bingen >>> En la celebración de la Eucaristía, los cristianos
somos invitados a pronunciar interiormente las palabras de Jesús "Esto
es mi cuerpo, esto es mi sangre" y a comprender su significado
existencial: Saber estar profundamente conectado a la
tierra, a la creación de Dios y a la humanidad. “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres
y de cuantos sufren, son
a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente
humano que no encuentre
eco en su corazón. ... La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del genero humano y de su historia.”) En el acto ritual de recibir la comunión, también
expresamos físicamente este vínculo espiritual-emocional y profesamos
públicamente esta realidad y esta actitud de valor. Para los cristianos, por tanto, se trata de amar la
tierra como es debido, de saber estar profundamente apegados a ella, de
disfrutar de los frutos de la tierra con alegría y de deleitarse con las
bellezas de la naturaleza, pero también de proteger la tierra y sus criaturas
y de preservar su hábitat. El hombre -encargado por Dios- debe ser un
cuidadoso y amoroso administrador de la tierra y ver a la humanidad como una
"familia de pueblos" en la que debe configurarse una convivencia
justa y pacífica. Así, la celebración de la Eucaristía es
esencialmente también un "rito de pertenencia" del ser humano a la
gran comunidad de vida de la naturaleza, a la humanidad y a Dios; porque Dios
nos ha revelado en Jesús su propia conexión con nosotros, los seres humanos,
y con nuestro mundo, y nos invita y nos permite reconocer esta conexión y
también realizarla nosotros mismos con responsabilidad amorosa. Tomar el cuerpo y la sangre de Jesús como alimento
es, pues, por una parte, un hacerse uno con Jesucristo, el "Hijo de
Dios", y, por tanto, un rito de conciencia de nuestra dignidad divina
como "hijos e hijas de Dios". Al mismo tiempo, es un rito de unión
con Jesucristo, que es uno con la creación y la humanidad. La "transformación" del pan y del vino
tiene lugar entonces a través de las palabras de Jesús "Esto es mi
cuerpo, esto es mi sangre" y nuestra transformación interior tiene lugar
a través de la comprensión espiritual de estas palabras. Entonces ya no vemos sólo un trozo de pan y una copa
de vino sobre el altar, sino que vemos toda la creación hecha presente, con
la que Dios se muestra profundamente vinculado. Así celebramos no sólo la
presencia de Jesús y de Dios en el altar, sino el acontecimiento de la
encarnación, la encarnación de Dios en Jesucristo y la conexión de Dios con
su creación, que entonces estamos dispuestos a compartir en la recepción de
la comunión. De este modo, la celebración de la Eucaristía puede
abrirnos también a descubrir, en nuestra vida cotidiana, en nuestra
percepción de la creación, el amor omnipresente y vivificante de Dios que
fluye hacia nosotros, y a reconocer toda la creación y nuestra profunda
conexión con ella en el "cuerpo y la sangre de Cristo" en el altar. Por
lo tanto, la "Alianza de Noé", que se perdió en la Iglesia, también
debe ser reintegrada en la celebración eucarística: >>> Manfred Hanglberger (www.hanglberger-manfred.de) Traducido por: Luisa Gago Galvez Enlace para compartir: https://hanglberger-manfred.de/es-wandlung.htm Otros textos en español >>> |
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di Noè“ >>> Gebetsvorschläge für die „Schöpfungsverbundenheit“ – aus der Glaubenssicht von „Laudato si“ >>> L’Eucaristia – La distruzione di Gerusalemme ha cambiato l’immagine di Dio >>> Eucharistie – Gebete für die Verstorbenen? >>> „Preghiere empie“ alla Santa Messa? >>> Ein christliches Verständnis von Säkularisierung: „Inkarnation“ |